Sendero PR BI-74 Andrés Espinosa

Andrés Espinosa Echebarria fue un montañero y aventurero zornotzarra, al que todos los años su municipio le hace un homenaje, en el que se recorre el camino conocido como "Sendero PR BI-74 Andrés Espinosa".
Recorreremos el itinerario que mas habitualmente realizaba este ilustre montañero y que nos llevara unos 22 kilómetros y unas cinco horas andando, sin contar los descansos. 
Mientras tanto iremos conociendo sus portentosas hazañas realizadas todas ellas en solitario.












Iniciamos el recorrido en el parque Jauregibarria, un amplio parque cerca del casco urbano en el que cada año se organizar una afamada prueba internacional de atletismo.
La ruta dispone de tres mesas de interpretación, donde se comenta a través de unas interesantes ilustraciones las aventuras de este pionero en Europa, Africa y Asia.

Un místico que admira y respeta la naturaleza   

 El zornotzarra Andrés Espinosa destacó por conquistar en solitario cimas de tres continentes en los años 30. Probablemente, caminando por estos senderos fue como enraizó en él esa pasión tan intensa por la naturaleza y la montaña.

 



 Continuamos andando por el parque siguiendo las indicaciones y la marcas blancas y amarillas que nos llevaran por todo el recorrido.

Precursor del alpinismo vasco

 

Tras conocer la geografía montañera de la zona, su siguiente objetivo fueron las cumbres más altas del estado. Ya en sus primeras excursiones solitarias monte Perdido, Mulhacén, Veleta, Urbión, Teide y otros muchos picos demostró ser un atleta con una fortaleza física y psíquica excepcionales.  











 Salimos del parque por un túnel para unos metros mas adelante dejar el polígono industrial "Cóndor" a la derecha e iniciar un pequeño ascenso ya por terreno más montañero.

El Naranjo de Bulnes solo y sin cuerda


El 30 de julio de 1928 Espinosa marca un hito en la historia del alpinismo vasco. En una excursión por los Picos de Europa, se encaramó a la base del Naranjo de Bulnes descalzo y sin cuerda. Aunque no llevaba intención de subirlo, se sintió cómodo y, sin pensárselo dos veces, escaló la pared hasta su cumbre. Esta ascensión dejó boquiabiertos a muchos montañeros del estado y se fue haciendo popular en la prensa de la época.


 Vamos caminando por senderos hasta alcanzar la carretera que en ligero ascenso nos lleva al barrio de Etxano.

Las increíbles ascensiones de los Alpes

 

Al año siguiente, la confianza que adquirió con las escaladas de la península le animó a aventurarse en la gran cordillera de los Alpes.
Protagonizó una de las gestas montañeras más relevantes de la historia del alpinismo: calzado con sus clásicas abarcas y unos crampones, escaló por primera vez en solitario el Mont Blanc y el Cervino. No fueron ascensiones sencillas, pues pasó hambre y frío, soportó tormentas de granizo y nieve, y en más de una ocasión tuvo caídas peligrosas. Pero el montañero vizcaíno demostró ser capaz de superar cualquier adversidad, gracias a su fortaleza y tenacidad.


Etxano es un pequeño núcleo de caseríos, situados alrededor de la iglesia de Santa María, un edificio de estilo gótico-renacentista del s. XVI construido en sillería, desde sus balcones disfrutaremos de una bonita panorámica sobre los montes del Duranguesado, Anboto y Mugarra entre otros.

La aventura africana


 Entre las muchas hazañas protagonizadas por el zornotzarra Andrés Espinosa la increíble aventura africana es, sin duda, la más destacada. No sólo por ser la primera expedición vasca fuera del continente europeo, sino también por convertirse en el primer hombre del mundo que subió en solitario el Kilimanjaro (6.010 m).

 Seguimos dirección al barrio de Uritxe y la ermita de San Juan, caminando a veces entre bosques y pista cementada. 

El Sinaí y el Kilimanjaro

 

 En agosto de 1930 se embarca rumbo a Alejandría (Egipto). Tras visitar El Cairo y sus famosos pirámides, el montañero vizcaíno se adentra en la península del Sinaí. Después de caminar durante cuatro días por desiertos y montañas, consigue subir al bíblico monte Sinaí y a la cima de Yebel Katherin.







 Llegamos a un bonito entorno en el que se encuentra la ermita de San Juan, de la que tan solo quedan las paredes y el pequeño campanario, iniciamos el descenso para pasar por el puente que salva la autopista A-8 y entrar de nuevo en Amorebieta por la parte mas occidental.

A continuación se dirige a la ciudad de Suez para tomar un barco que le llevará hasta Kenia. Una vez en Mombasa, continúa su viaje en tren, para recorrer luego las salvajes tierras de Tanganika. Tras nueve días caminando en solitario, con modesto material y escasa comida, durmiendo a la intemperie y afrontando fuertes tormentas de nieve, logra coronar el Kilimanjaro, el techo de África. A pesar de tener que soportar situaciones muy duras, demostró estar dotado de una enorme valentía y unas condiciones físicas y psíquicas excepcionales.
 Tomamos la carretera directa que sale del centro de Amorebieta para encontrar a la derecha. La iglesia del convento de Larrea, fundada en  1712 y que actualmente es un santuario mariano.
Salimos del bonito parque en el que se encuentra para coger dirección al barrio de San Bartolome.
 

Por el Atlas marroquí


 Dos años mas tarde, en 1932, vuelve a sentir la llamada de África y se decide a marchar a Marruecos, para adentrarse en la cordillera del Atlas. Desde Bilbao a Marrakech visita muchos lugares, que los va reflejando tanto por escrito como mediante dibujos en su cuaderno de viajes. Accede a la cordillera desde el pueblo de Asni y, tras escalar la cima más alta (Toubkal 4.500m), prosigue cinco días más explorando otras cumbres del Atlas. Emprenderá el camino de regreso, pasando por numerosos pueblos y ciudades marroquíes.
Toda una pista cementada en ligero ascenso nos va llevando al barrio de San Bartolome,  pasando antes por la Sociedad Auzo Etxea, un bonito rincón donde parar a recobrar fuerzas. 
 

El sueño del Himalaya

 

Tras las solitarias escaladas de los Alpes (1929) y la increíble aventura del Kilimanjaro (1930), Espinosa se engancha definitivamente a la alta montaña. Superados los seis mil metros, sueña con cimas más altas. Como él mismo reconoce, la montaña le ha atrapado: “...soy un vasallo de las masas inmaculadas, y voy por ellas, como si toda mi existencia tuviese que deslizarse sobre su blanco manto”. 

 

 

 Seguimos ruta siempre por pista bien señalizada hasta llegar al barrio de Solaguren, donde encontraremos otra bonita ermita llamada tambien San Juan, en su trasera encontraremos otra mesa de informacion sobre el montañero.


En Las primeras décadas del siglo XX se está desarrollando la adolescencia del Himalayismo. Los estados más poderosos se disputan la gloria de superar las montañas de 8.000 metros y para ello organizan grandes y costosas expediciones nacionales: los ingleses al Everest, los suizos al Nanga Parbat, los alemanes al Kangchenjunga, los franceses al Annapurna, los italianos al K-2 etc. Llegar a la cumbre se convierte en cuestión de estado.

Dejados los senderos entre bosques que desde la ermita nos hemos encontrado, seguimos ruta ahora por senderos mas despejados primero llaneando y despues bajando en ligera pendiente.

 

 Desde muy joven Espinosa estuvo fascinado con el sueño de conocer el Himalaya. Mas sabía que en solitario no tenía posibilidad alguna de coronar ninguna de sus cumbres. Por ello, albergaba la esperanza de llegar hasta Darjeeling e intentar que Mr Bauer, jefe de la expedición alemana al Kangchenjunga, le admitiera en su equipo.

 

 Hasta llegar a la carretera cementada que nos llevara en unos cuatro kilómetros de nuevo a Amorebieta.

 

 El viaje transoceánico

 

Todo decidido, sale el 22 de junio de 1931 de Bilbao hacia Marsella, donde se embarca rumbo a Port Said (Egipto). Cruzando el Mar Rojo, arriba a Djibouti, atraviesa el Océano Índico y, después de una breve escala en Colombo (Sri Lanka), llega a Madrás (India), tras veintidós días de navegación. Sigue en tren, primero hasta Calcuta y luego en otro más pequeño hasta Dajeeling. Es aquí donde se encuentra con su gran obstáculo: la burocracia. Los alemanes han partido ya y Espinosa no consigue el permiso para adentrarse solo en la montaña. Tras visitar varias ciudades de la India, decide emprender el regreso un tanto entristecido.

 Ya siempre llaneando volveremos a entrar de nuevo en Amorebieta, donde tan solo nos queda llegar de nuevo al parque para dar por finalizada esta ilustrativa ruta de montaña. 


Veinte años más tarde, los franceses Maurice Herzog y Louis Lachenal serán los primeros hombres en ascender un 8.000, al alcanzar la cumbre del Annapurna en junio de 1950. Sin lugar a dudas, Espinosa fue un montañero que se adelantó a su tiempo. Aquellas abarcas de goma dieron un gran paso en el montañismo vasco.



Informacion obtenida en: 




























Pincha en el montañero para descargar el track 

 Nombre animado Pedro 03

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