Roncesvalles donde el viaje comienza

La mayoría de los peregrinos inician la aventura del Camino de Santiago en Roncesvalles, esta es la puerta de entrada a España tras atravesar los pirineos.
En la edad media, el inicio del camino estaba en casa de cada uno, en el día de hoy se considera que uno tiene el Camino de Santiago hecho "completo" si empieza, al menos desde Roncesvalles.


El día anterior hicimos la mochila y vimos que pesaban cinco y siete kilos, cuando las pusimos en la espalda el primer comentario fue ¿Ya podremos llevar esto durante los 790 kilómetros?.
Una vez en ruta pudimos comprobar que  no era un peso excesivo y que se podían llevar con relativa comodidad.
Al día siguiente y una vez situados en la ciudad de Pamplona nos dirigimos a la estación de autobuses, donde un autocar de la empresa Artieda nos acerca en una hora a Roncesvalles.












Lo primero que hicimos nada mas llegar fue dirigirnos a La oficina de atención al peregrino, instalada en la Casa Prioral y gestionar nuestro alojamiento dentro de las dependencias de la Colegiata.
Una vez instalados y acomodados en el estupendo albergue Juvenil recientemente remodelado, nos fuimos a visitar la Colegiata.
El rey Sancho VII el Fuerte mandó construir la Real Colegiata de Nuestra Señora de Roncesvalles a finales del siglo XII, con el fin de asistir a los peregrinos jacobeos después de que estos cruzasen la cima de los Pirineos.
Lo que hoy es el albergue juvenil antiguamente fue el hospital de peregrinos.  
La Capilla o Iglesia de Santiago, es un pequeño templo de estilo gótico primitivo realizado en el siglo XIII y que cumplió funciones de iglesia parroquial hasta el siglo XVIII.
La Colegiata es una iglesia construida en estilo gótico con influencias francesas.
Sancho el Fuerte tenía cierta predilección por Roncesvalles, a pesar de que su palacio se encontraba en Tudela. Pero el hecho de que quisiera ser enterrado en este lugar y ordenar construir la iglesia nos habla de su amor por esta tierra. 













 Todas las tardes del año a las ocho, se hace en la iglesia la Misa del Peregrino, es una misa normal pero cuando acaba el prior llama a los peregrinos asistentes para que se levanten de los bancos y se sitúen delante del altar para darles la bendición del peregrino tal y como se viene haciendo desde el siglo XI.











Después de asistir a la obligada misa hicimos un poco de tiempo visitando los monumentos que rodean la colegiata, tales como el Monolito de la victoria de los vascones y la gran figura en hierro que nos indica que estamos "En el camino de las estrellas".
Es hora de descansar así que sin perdida de tiempo nos dirigimos a cenar y de seguido a nuestros aposentos, pues mañana de madrugada empieza la que sera la primera de las etapas que nos llevara desde Roncesvalles a Zubiri.













 HISTORIA MEDIEVAL

¿Qué diferencias existen entre el peregrino medieval y el actual?
Aunque el caminante del siglo XXI va mejor pertrechado los atributos  principales no han cambiado, aunque si son mas sotisficados.
El bordón es hoy sustituido por un bastón (piolet), el peregrino medieval llevaba en la calabaza
siempre vino mientras que el actual lleva en su cantimplora agua fresca.

En el zurrón se portaba el pan y algún escaso enser mientras que el peregrino actual lleva una mochila cargada de ropa, mapas, saco de dormir y todo tipo de prevendas, lo único inalterable en el tiempo ha sido la vieira, la cual sigue acompañando al caminante.


 






La hospitalidad: En la antigüedad, la concesión de hospitalidad al extranjero que pedía asilo era considerada como signo de civilización.
También consideraron la acogida como una alta virtud. Para los estoicos, el hombre es ciudadano del mundo, por lo que nunca es extranjero; de ahí que sea inhumano no concederle hospitalidad. 











 





Las reglas: Los monjes, especialmente los benedictinos, fueron quienes marcaron un antes y un después en el desarrollo hospitalero del Camino. San Benito, la gran figura monástica de la Edad Media, había dicho una y otra vez que la hospitalidad tenía que ser la primera virtud de los monjes. La tipología de la acogida benedictina queda suficientemente definida en su regla y en los primeros comentarios de la misma:
- " A todos los huéspedes que se presenten en el monasterio ha de acogérseles como al mismo Cristo en persona, porque de éllo dirá un dia: era peregrino y me hospedasteis".
- " Que a los peregrinos se les saldrá a recibir con muestras de sincera caridad, saludandoles con una humildad profunda. Una vez acogidos, se leerá ante ellos la ley divina y luego se les obsequiara con todos los signos de la más humana hospitalidad.

 



La alimentación: El pan y el vino eran las bases de la alimentación medieval. Por lo tanto estos elementos serían indispensables en el viaje.
 La comida pedida por un peregrino en un mesón o el contenido del zurrón jacobeo para acompañar al pan eran la carne, el pescado, las legumbres, las hortalizas las verduras y las frutas. Todo ello dependía del poder adquisitivo. La mayor dificultad de los peregrinos para seguir con su dieta habitual durante la peregrinación era la carencia de estos alimentos en las diferentes comarcas por las que pasaban.
 En los mesones, refugios o conventos donde podían comer los peregrinos no se usaban manteles, platos ni tenedores. 









La picaresca: Dado que los peregrinos que no tenían poder adquisitivo tenian comida y hospedaje gratuitos, eran muchos los que se vestían con picaresca de esta guisa.
De hecho, diferenciar a los verdaderos peregrinos se acabó convirtiendo en un problema y Felipe II tuvo que frenar los excesos con una pragmática en 1590, en la que prohibía este traje jacobita a todos los españoles. no le hicieron mucho caso, especialmente los visitantes internacionales, que siguieron portando estos vestidos que les abrían las puertas de los hospitales.




La seguridad: La seguridad de los peregrinos fue siempre motivo de preocupación de las autoridades ya que el peregrino, solo y en territorio desconocido, solía ser víctima de los posaderos, que añadían agua al vino, daban cambio con moneda falsa, cobraban más de lo debido o servían comidas en mal estado.
Tampoco era infrecuente forzar a los extranjeros moribundos a testar en favor del maleante. En el siglo XII, en la plaza del Paraíso de Santiago de Compostela existía un mercado de “souvenirs” y en 1133 las autoridades de Compostela amonestaron a los comerciantes tras comprobar que cobraban más al peregrino que al residente.

 

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